Boletín No. 1. EDUCACIÓN
Por estudiantes normalistas en defensa de la gratuidad
Por estudiantes normalistas en defensa de la gratuidad
El Artículo 3º constitucional establece que toda la educación que imparta el Estado debe ser gratuita. La gratuidad es una condición elemental para garantizar un mínimo de equidad en las instituciones de educación pública, al evitar que se restrinja el acceso a las mismas por carencias económicas.
Aún así, en la actualidad muchos no pueden ir a la escuela o tienen que interrumpir sus estudios por sus condiciones de pobreza. Otros son excluidos por la falta de espacios y matrícula en las instituciones de educación pública media superior y superior.
En nuestro país, el derecho a la educación es una conquista social, que sin embargo sigue vedada para cientos de miles. El rezago educativo es consustancial a la pobreza; así como el resultado de una política gubernamental pro-imperialista, pro-empresarial y anti-popular, que está generando millones de nuevos pobres, sin escuela, sin trabajo y sin oportunidades. El cobro obligatorio de cuotas en las instituciones de educación pública de todos los niveles, además de ilegal, refuerza esta política excluyente..... Sigue
Con el argumento de que “sobran maestros”, el gobierno, los líderes del sindicato y los organismos empresariales, nacionales e internacionales, quieren imponer más restricciones para el acceso y permanencia en las escuelas normales. Una de ellas es el cobro de cuotas por diversos trámites -como la inscripción y reinscripción-, que se impuso desde hace ya varios años en la Escuela Normal Superior de México y otras.
Pareciera un absurdo que si los normalistas y futuros maestros aspiramos a cumplir con una misión social, como formadores de las nuevas generaciones, el gobierno nos ponga trabas y hasta nos cobre. En realidad, lo que pretende es avanzar con la mercantilización de la educación pública a favor de la privada y el cobro de cuotas es parte de este plan. Por eso, los normalistas de la ENSM nos pronunciamos en defensa de la gratuidad y exigimos que se retiren inmediatamente las cuotas en nuestra escuela, así como en el resto de las escuelas públicas.
Habrá quienes digan que, ante la falta de presupuesto, las cuotas son necesarias; o que “todo cuesta” y “hay que pagar por el servicio”. Son los mismos argumentos con los que el neoliberal Zedillo y el ex rector Barnés, pretendieron imponer hace más de 10 años las cuotas en la UNAM, donde después de una heroica huelga de más de diez meses, los estudiantes organizados en el CGH logramos revertir esta medida. Gracias a ello, la UNAM sigue siendo gratuita y la universidad más importante de América Latina.
El gobierno viene recortando el presupuesto para la educación y la cultura, dejando en el abandono a las escuelas normales y de otros niveles. Quiere que los trabajadores y el pueblo subsanemos los recortes con dinero de nuestro bolsillo, tratando de convencernos de que “hay que pagar”… para después pagar más. Muchos simplemente no tenemos; pero además finalmente somos nosotros y nuestras familias quienes financiamos la educación pública y todos los gastos del estado, con nuestro trabajo y nuestros impuestos.
Los políticos y gobernantes viven a expensas del erario público, lo mismo que los charros sindicales, mientras que los grandes empresarios no pagan impuestos y a la educación privada Hacienda se los condona; se les duplica el salario a los militares y se gastan miles de millones en la guerra contra el narco… al servicio de la misma mafia y los intereses de Estados Unidos; se permite que las empresas extranjeras se enriquezcan y fuguen sus capitales; se paga puntualmente una deuda externa usurera y sin fin; se rescata a banqueros y empresarios corruptos, ¡pero a nosotros nos quieren cobrar cuotas, porque “no hay presupuesto”!
Gracias a la antidemocrática estructura directiva de nuestras escuelas, las autoridades manejan el presupuesto con total opacidad. Nadie sabe a ciencia cierta cuánto se recibe y en qué se gasta. La comunidad normalista no es tomada en cuenta a la hora de definir las prioridades presupuestales y se realizan obras absurdas con fines corruptos. Por eso, en la ENSM, además de rechazar las cuotas exigimos una auditoría independiente a la anterior dirección, encabezada por Héctor Cantú; así como el manejo transparente y racional de los recursos, decidido democráticamente y fiscalizado por una comisión independiente de académicos, trabajadores y estudiantes.
Antes de que paguemos, los recursos públicos no deberían destinarse para las fuerzas armadas, que reprimen y violan los derechos humanos; ni para las Hummers y demás prebendas de la banda de Elba Eshter Gordillo; ni para las campañas de Lujambio, Vázquez Mota, Peña Nieto y otros; ni para mantener a la “clase política”; ni para los negocios y la corrupción de los directivos y las autoridades educativas, ni para pagar una deuda que no contrajimos; ni para rescatar banqueros y empresarios ladrones; ni para tributarle a los yanquis y financiar sus guerras. Por eso nos pronunciamos por mayor presupuesto para las normales y la educación pública, hasta alcanzar como mínimo el 8% del PIB, en base al no pago de la deuda externa, de mayores impuestos a las grandes fortunas y a las escuelas privadas.
¡Que la crisis la paguen los patrones!
¡Que la crisis la paguen los patrones!
Luchar por estas demandas implica organizarse democráticamente, estudiantes, maestros y trabajadores, en defensa de la educación pública, laica y gratuita, así como de las normales públicas y del normalismo. Por una educación al servicio de los trabajadores y el pueblo que no excluya a los que menos tienen.
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