Boletín No. 1.
Contra los ataques de Elba Esther, del gobierno y los empresarios
Contra los ataques de Elba Esther, del gobierno y los empresarios
En defensa de las normales públicas
Por Aldo Santos, Alumno de la Escuela Normal Superior de México
En un encuentro que sostuvieron hace algunos meses, la “líder vitalicia” del SNTE, Elba Esther Gordillo y el empresario Claudio X. González (presidente de Fundación Televisa e integrante de Mexicanos Primero, criticaron a las normales públicas, acusándolas de “monstruos” y de “hervidero de grillos”, reclamando su cierre o reestructuración.
La ofensiva contra las normales públicas y el magisterio
En los últimos años, la ofensiva neoliberal, clerical, proimperialista y empresarial, en contra de la educación pública y de los trabajadores de la educación, ha avanzado a pasos agigantados con la imposición de la “Alianza por la Calidad de la Educación” (ACE), pactada entre Elba Esther Gordillo y Calderón. Esta ofensiva del gobierno y los charros del sindicato, contempla liquidar a las normales públicas, urbanas y rurales.
No es la primera vez que Elba Esther Gordillo manifiesta su odio contra el normalismo. Hace algunos años propuso convertir a las normales en escuelas técnicas de turismo y acusó a las normales rurales de ser un “nido de guerrilleros”. Esto es parte de la campaña que impulsan el gobierno y los empresarios para desprestigiar a los maestros, acusándolos de rijosos, flojos, ignorantes y privilegiados, para justificar medidas como la imposición del examen para la asignación de plazas, que restringe el derecho al trabajo y a la estabilidad laboral; mantener bajos salarios y avanzar con la precarización de todos los trabajadores de la educación, liquidando sus derechos y conquistas.
Las normales públicas en riesgo de extinción
Dicen que quieren mejorar la “calidad de la educación”, pero atentan contra las normales. La asfixia presupuestal que les impone el gobierno, sumada a la corrupción y a los malos manejos de sus directivos, han propiciado que las normales se encuentren en un estado de abandono lamentable. En el caso de la Escuela Normal Superior de México, por ejemplo, no hay material didáctico, los laboratorios están mal equipados, no hay transporte para prácticas, cada vez hay menos becas, no hay espacios culturales, no hay equipo ni instalaciones deportivas adecuadas, la biblioteca se encuentra en mal estado, se está liquidando al turno vespertino con el cierre de especialidades, y un largo etcétera.
Ante la falta de presupuesto, las autoridades imponen medidas que atentan contra la gratuidad de la educación pública, establecida en la Constitución. Los estudiantes y nuestras familias, la mayoría de escasos recursos, pagamos cuotas por inscripción y reinscripción, trámites y servicios; el costo del material didáctico y de las prácticas; además de nuestro transporte, alimentación y manutención. Los directivos y sus allegados manejan los recursos con opacidad y discrecionalidad, sin consultar para nada a la comunidad sobre las prioridades para su uso y dando lugar a prácticas corruptas.
Los estudiantes y nuestras familias terminamos así financiando una educación que supuestamente debería de ser gratuita; mientras el gobierno le condona impuestos a la educación privada y a las grandes empresas, destinando multimillonarios recursos públicos al pago de la deuda externa y a las campañas electorales de los partidos del régimen.
Mejorar la calidad de la educación pasa en primer lugar por aumentar el presupuesto educativo y para las normales públicas, sobre la base del no pago de la deuda externa, de mayores impuestos a la educación privada y a las grandes fortunas, para que la crisis no la pague el pueblo con los recortes presupuestales. En defensa de la educación gratuita, hay que rechazar tajantemente el pago de cuotas, ya que significa un obstáculo para que los estudiantes de escasos recursos puedan continuar con sus estudios.
Esta política se ha logrado imponer gracias a que, en vez de representar a la comunidad normalista, la antidemocrática estructura directiva de las normales públicas, nombrada a dedo desde arriba, asegura que se apliquen los reaccionarios planes de la SEP. Por eso, es necesario luchar por democratizar nuestras escuelas hasta imponer en ellas un gobierno verdaderamente representativo de los académicos, los trabajadores y con mayoría estudiantil -porque los estudiantes somos mayoría-, para defender a las normales y al normalismo.
Una ofensiva contra todo el magisterio
Como nunca antes, a los maestros normalistas se les trata con desprecio. Con la imposición del examen para la asignación de plazas docentes, establecido por la ACE, se les arrebató a los normalistas el derecho a una plaza automática basificable, obligándolos al egresar a competir con miles de profesionistas y maestros en servicio, algunos con años de antigüedad como interinos. Aun quedando “aceptable” en el examen, puede tardar meses para que a un egresado normalista lo contraten.
Si bien les va, a muchos de los que aspiran a trabajar como docentes se les otorgan plazas no basificables con contratos eventuales que deben prorrogar a cada rato… para finalmente tener que volver a presentar el examen. Ni soñar con la basificación que por ley les corresponde. Las autoridades argumentan que no hay vacantes y se niegan a crear nuevas, mientras un ejército de aviadores y mapaches afines a los charros del SNTE cobran sin trabajar y son utilizados para fines ajenos a la educación, como son las campañas electorales del PANAL y otros partidos patronales.
Ya anunciaron también mayores restricciones para el ingreso a las normales, como si los antipedagógicos exámenes que aplica el CENEVAL no fueran suficientes. Es que, según las autoridades educativas, “sobran maestros”. Como si en nuestro país no hubiera todavía analfabetismo y un terrible rezago educativo, tecnológico, científico y cultural. En realidad, para los de arriba lo que sobran son pobres y maestros normalistas que se comprometen con la educación pública y las causas populares.
Por eso debemos rechazar el examen para la asignación de plazas, reclamando plazas automáticas y basificables para todos los egresados normalistas. Debemos exigir la basificación inmediata de todos los compañeros con más de 6 meses de antigüedad y la creación de nuevas plazas hasta cubrir el 100% de la demanda.
Por la unidad de los estudiantes normalistas, trabajadores y maestros
La ACE nada tiene que ver con mejorar la “calidad educativa”, sino con liquidar los derechos laborales de los maestros y a las normales públicas, para favorecer la educación privada. Quieren formar maestros acríticos, serviles y egoístas, de acuerdo con el proyecto educativo neoliberal dictado por los organismos financieros internacionales. Al servicio de este plan está el proyecto de reforma curricular a las normales, que pretende aumentar a 5 años sus licenciaturas y se impondrá como plan piloto en algunas escuelas desde este ciclo escolar.
La dirigencia del SNTE ha impulsado abiertamente estos planes. Los charros han mantenido a la mayoría de los trabajadores de la educación sometidos a los dictados del gobierno, los partidos patronales y los organismos financieros internacionales. Después de formar su Partido Nueva Alianza y de apoyar al gobierno del PAN, ahora Elba Esther Gordillo y la cúpula del SNTE buscan aliarse nuevamente con el PRI -histórico represor de maestros y estudiantes-, para llevar a Peña Nieto a la presidencia. Impulsando la democracia sindical desde la base, los trabajadores de la educación siguen teniendo el enorme desafío de echar a los charros de su sindicato, para ponerlo al servicio de la lucha en defensa de sus derechos y conquistas, luchando por su independencia del gobierno y el estado.
El ataque contra las normales es parte de la ofensiva contra el magisterio y la educación pública. Por eso, es necesario que los maestros democráticos y combativos tomen en sus manos la defensa del normalismo. Al mismo tiempo, los normalistas debemos impulsar la unidad al interior de nuestras escuelas, entre estudiantes, maestros y trabajadores, para defenderlas; así como luchar, aliados con la CNTE y todo el magisterio democrático, en contra de la ACE y en defensa de la educación pública. El futuro del normalismo está en nuestras manos, no dejemos que nos lo arrebaten.
* Ponencia presentada con algunos cambios, el 8 de julio en el foro “En defensa del normalismo”, realizado en la sede de la CNTE.
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