27 febrero, 2013

La detención de la burócrata Elba Esther Gordillo y el ataque al sindicato magisterial

Declaración de NUESTRA CLASE
¡Abajo la reforma educativa neoliberal de Peña Nieto y el Congreso de la Unión!

La tarde del pasado 26 de febrero, el Procurador General de la República y ex-gobernador del Estado de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, anunció por cadena nacional en conferencia de prensa la investigación abierta -a partir de una denuncia de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda- en contra de Elba Esther Gordillo, presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), así como su posterior detención en el aeropuerto de Toluca, acusada de estar involucrada en operaciones con recursos de procedencia ilícita (lavado de dinero), por el desvío de miles de millones de pesos provenientes de las cuotas sindicales de los trabajadores de la educación.
La detención de Gordillo se produjo apenas un día después de que fue finalmente promulgada la “reforma educativa” propuesta por Peña Nieto y aprobada por todos los partidos en el Congreso de la Unión que, entre otras medidas, eleva a rango constitucional la evaluación obligatoria de los maestros como “principio” para su ingreso, promoción y permanencia en el servicio, lo que supuestamente garantizará la calidad de la educación. A diferencia de acuerdos anteriores, esta vez el gobierno no contó con el aval de la dirigencia nacional del sindicato -encabezada hasta ahora por Elba Esther Gordillo-, que tardía y tibiamente llamó hace apenas algunas semanas a oponerse a la reforma por la vía legal, ya que afecta sus propios intereses y su poderío sindical.
Aunque los medios de comunicación han querido mostrarla como una cruzada para mejorar la “calidad” de la educación y recuperar “la rectoría del Estado” en la materia, la reforma de Peña Nieto y el Congreso sigue al pie de la letra las “recomendaciones” neoliberales de organismos internacionales como la OCDE y asociaciones empresariales interesadas en el negocio educativo, como Mexicanos Primero (vinculada a Televisa). Lejos de servir para mejorar la educación pública, la reforma significa un paso más hacia su privatización y un ataque en regla contra las conquistas laborales del magisterio, como la estabilidad en el empleo, el derecho de huelga y a la contratación colectiva.
Para imponer su plan, el gobierno requiere amedrentar, disciplinar y quebrar la resistencia de los trabajadores de la educación. El golpe contra Gordillo -tal como ocurrió con la caída de su padrino político y antecesor Carlos Jongitud a fines de los 80’-, con el que Peña Nieto busca ganar legitimidad, no tiene nada que ver con democratizar al SNTE o abatir en él la corrupción. Detrás está el interés de someter y debilitar al sindicato, aprovechándose del desprestigio y el repudio que suscita en amplios sectores sociales la burocracia corrupta y gansteril que está al frente del mismo, hasta hace poco aliada de los gobiernos en turno tanto del PAN como del PRI.
Para nadie era un secreto que Gordillo se enriqueció ilegalmente -desde que fuera impuesta por Salinas de Gortari al frente del sindicato- al amparo del Estado y a costa de los trabajadores de la educación afiliados al SNTE, no sólo beneficiándose de las cuotas sindicales, sino gracias a entregar los derechos y conquistas laborales a cambio de canonjías y cotos de poder, para lo cual ordenó asesinar, reprimir y hostigar al activismo disidente.

No hay que olvidar que la reforma educativa de Peña es continuidad de las medidas reaccionarias (como la “evaluación universal” y las modificaciones a los lineamientos de la Carrera Magisterial), que comenzaron a imponerse con la llamada “Alianza por la Calidad de la Educación” (ACE), pactada desde el 2008 entre Elba Esther Gordillo y Calderón.
Hace décadas que los sectores democráticos y combativos del magisterio, muchos de los cuales se identifican con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), nos oponemos al charrismo sindical y resistimos a los planes neoliberales que han querido imponer los sucesivos gobiernos priistas y panistas. En las últimas semanas, con sano instinto de clase, decenas de miles de maestros en distintas entidades del país (aun en algunas donde tradicionalmente no se movilizan) salimos a las calles para manifestarnos contra la “reforma educativa” y en defensa de nuestros derechos laborales, a pesar de la política pasiva e impotente de la dirección nacional del sindicato, que se limitó centralmente a tramitar amparos.
Hay que impedir que el gobierno utilice el golpe contra Gordillo para debilitar la organización de los trabajadores de la educación e imponer sus planes. Hay que aprender de las lecciones del pasado: nada bueno se puede esperar de la intromisión del gobierno en las organizaciones sindicales ni de un nuevo cacique que pretenda imponer al magisterio. Son los propios trabajadores los que deben saldar cuentas con sus dirigentes traidores.
Es necesario impulsar asambleas en las escuelas y centros de trabajo, así como la más amplia unidad en las calles para echar abajo la reforma educativa. Al mismo tiempo, es el momento de llevar hasta sus últimas consecuencias la lucha por la democratización del sindicato, lo que pasa por romper su subordinación y dependencia del Estado y los partidos del régimen.
La CNTE y los sectores democráticos del magisterio – haciendo un llamado unitario a las bases de todo el SNTE-, deberían convocar a un Congreso Nacional Extraordinario de delegados de base, electos en todas las delegaciones y secciones del país, para acordar un plan de acción emergente a nivel nacional y decidir los pasos a seguir para elegir democráticamente, de abajo hacia arriba, a un nuevo Comité Ejecutivo Nacional, secretarías seccionales y delegacionales, para así recuperar definitivamente nuestra organización sindical como instrumento de lucha y defensa de nuestros derechos. La primera tarea de esta nueva dirigencia sería encabezar la lucha contra la reforma educativa, en defensa de la educación pública, laica y gratuita y por los derechos laborales del magisterio.
¡Abajo la reforma educativa neoliberal de Peña Nieto y los partidos del “Pacto por México”!
¡Fuera manos del Estado del SNTE! ¡Fuera charros! ¡Por la elección democrática de nuestros dirigentes sindicales!

Trabajadores de la Educación del Boletín “Nuestra Clase”

27/02/2013

08 febrero, 2013

Invitación al foro de "Nuestra Clase" en la Sección 9


La lucha contra la Reforma Educativa


   Número 4
    Febrero 2013

De la ACE a la Reforma Educativa
Por Antonio Méndez

Desde el 2008, con la Alianza por la Calidad Educativa (ACE) el calderonismo- con el aval de Elba Esther Gordillo- pegó un salto en el ataque contra la educación pública y las condiciones laborales de los trabajadores de la educación básica. Posteriormente, la primera reglamentación de las medidas contenidas en la ACE vendría de la mano del PAN el PRI y el PRD, con las reformas del 2010 a la Ley General de Educación. Hoy, como parte de las reformas estructurales incluidas en el Pacto por México, la Reforma Educativa (que modifica los artículos 3º y 73º de la Carta Magna) aprobada por el Congreso el pasado 21 de diciembre sin ninguna consulta a los maestros, viene a coronar este proceso, elevando dichas medidas -junto a otras como la autonomía para el Instituto Nacional de Evaluación Educativa- a rango constitucional. Este curso reaccionario se ha desarrollado bajo la presión de organizaciones empresariales como Mexicanos Primero y en consonancia con los dictados del Banco Mundial y la OCDE, pero también, ilustrativamente, de forma paralela a las modificaciones del sistema educativo en Estados Unidos, en donde los llamados “reformadores de la educación” (encabezados por Bill Gates), enarbolando una ideología que culpa de los males educativos a los maestros y sus sindicatos, han desplegado toda una campaña e invertido millonarios recursos para establecer mecanismos regulatorios basados en criterios de eficiencia empresarial, cuyo eje es la evaluación a los docentes!

En sus disposiciones más lesivas, la ofensiva a partir del 2008 ha evolucionado a grandes rasgos de la siguiente manera:

- Tras la firma de la ACE comenzaron a implementarse medidas como el concurso nacional de asignación de plazas que, actualmente articulado con la evaluación universal, fue el preámbulo del servicio profesional docente, que condiciona el ingreso, la permanencia y la promoción de los maestros dentro del sistema de educación pública, al resultado de pruebas estandarizadas, con lo que se consolida la negación del derecho de los normalistas egresados a una plaza automática basificable, se anulan los derechos escalafonarios de los profesores en activo y se atenta contra su estabilidad laboral.

- Los consejos de participación social, que en su momento abrieron las puertas para incidir en las decisiones respecto a la educación pública “a todos los sectores interesados” (incluida la iniciativa privada a través de organizaciones como Mexicanos Primero), con la reforma avanzaron hacia el fortalecimiento de la autonomía de gestión escolar, es decir, el abandono presupuestario de las escuelas por parte del Estado y su sustitución por la legalización de las ya acostumbradas cuotas, además de la posibilidad de fuentes alternativas de financiamiento, profundizándose así el proceso de privatización. 

- Las escuelas de tiempo completo, que han implicado ya el cierre de turnos vespertinos, generando toda una serie de afectaciones laborales y pedagógicas (desplazamiento de maestros y su reubicación como excedentes, compactación y saturación de grupos en el turno matitino), ahora se multiplicarán por mandato constitucional.

Por la precarización de las condiciones laborales que representa para los trabajadores de la educación, podemos caracterizar a la ACE como la avanzada de la Reforma Laboral en el magisterio y, como dice la CNTE, la Reforma Educativa es la “constitucionalización” de la ACE.
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La educación, una disputa entre clases
Por Antonio Méndez

La idea central que preparó el camino y acompañó la Reforma Educativa, el sentido de la evaluación tal como ha quedado en la misma, es que son los maestros y su organización sindical los responsables del “desastre educativo nacional”. No es casual que en la reforma se ponga el acento sobre la evaluación antes que sobre la formación y la actualización del magisterio.

Si bien la evaluación del sistema educativo nacional nos puede proporcionar una visión sobre su estado general y las fortalezas y debilidades en áreas particulares, ya organizaciones como Mexicanos Primero se han dado a esta tarea; incluso el propio Estado Mexicano ha destinado grandes recursos para contratar los servicios evaluatorios de la OCDE. Entre las principales conclusiones que se desprenden de estos estudios tenemos que la formación de los maestros es insuficiente, lo que lleva a suponer entonces que el problema a atender es la formación, pero, por el contrario, la “solución” que proponen es la evaluación!, ligándola además a la posibilidad de permanecer o no en el empleo, y es que en el fondo, lo que se persigue es golpear al magisterio, sector clave en la defensa de la educación pública y gratuita, con un doble objetivo: avanzar en la privatización del sector y profundizar la modificación de los contenidos de la enseñanza de acuerdo a criterios de eficiencia empresarial (educación por competencias), y educar así a las futuras generaciones de trabajadores en la obediencia sin cuestionamiento al patrón, mano de obra calificada, barata y acrítica.

El desarrollo del conocimiento hace indispensable la constante actualización, tanto en las instituciones de formación docente como entre los maestros en activo. Sin embargo, en el primer caso el abandono sistemático, el ahogo presupuestario y las reformas curriculares en las normales, apuntan en sentido contrario, y en el segundo, aunque con programas como Carrera Magisterial se pretendía resolver el problema, los efectos de esta han sido: por un lado, el deterioro de la calidad de vida de los maestros que la realizan, al someterse a las presiones que implica (con el consecuente estrés) y al ver recortado su tiempo de descanso y recreación; y por otro, la división del magisterio entre trabajadores de primera, los que la cursan, y de segunda, los que no (además de los profesores con contratos temporales, los de tercera).

Para una educación realmente de calidad es indispensable que los maestros tengan una buena formación y se actualicen constantemente, pero además que cuenten con estabilidad laboral, que sus salarios cubran el costo de la canasta familiar (incluidos gastos en salud, vivienda, cultura, etc.) y que el tiempo destinado al trabajo deje espacio suficiente para el descanso y el ocio. Además, es necesaria una infraestructura escolar y equipamiento adecuados. Esto sin hablar de las implicaciones que tienen para el aprendizaje las condiciones socioeconómicas de los alumnos en un país con más de 50 millones de pobres. Pero las reformas laboral y educativa apuntan en un sentido completamente opuesto, y esto mientras se prepara la entrega de Pemex, el IVA en alimentos y medicinas, se mantienen regímenes impositivos privilegiados para los grandes empresarios y se destinan millones al pago de la deuda externa y al fortalecimiento de las fuerzas represivas del Estado. Frente a ello, levantemos un programa en defensa de las normales públicas, por plazas automáticas y basificables para los normalistas egresados, por periodos alternados de actualización docente y frente a grupo, y por la basificación universal de todos los trabajadores de la educación; frente a la carestía cada vez mayor de la vida, luchemos por aumento salarial de emergencia que cubra los costos de la canasta familiar y por aumentos salariales en función de la inflación; y para que la riqueza producida socialmente se destine a las necesidades de educación, salud, vivienda, trabajo, cultura, etc., es necesario luchar por el no pago de la deuda externa, impuestos progresivos a las grandes fortunas, la renacionalización de las áreas ya privatizadas de Pemex y la industria eléctrica y por la disolución de las fuerzas represivas.

En cuanto al problema sindical, la firma de la ACE en 2008 entre Calderón y Gordillo es una excelente muestra de que las burocracias sindicales están ahí no sólo para desviar y contener las luchas de los trabajadores, evitar su organización democrática e independiente y mantenerlos a raya, sino también para fungir como correa de transmisión de las políticas antiobreras y antipopulares de los gobiernos en turno, mismos que responden a su vez a las presiones y dictados de la clase dominante nativa y la burguesía imperialista, cuyos intereses están representados por organizaciones como la OCDE, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Desde su fundación en 1943, el SNTE nació como un sindicato corporativizado para mantener a los trabajadores de la educación bajo control de Estado. Pero históricamente los sindicatos nacieron como organizaciones de defensa de los trabajadores frente a la explotación capitalista, y en nuestra época, en donde no hay sindicatos neutrales, si no se transforman en instrumentos de defensa y lucha de los trabajadores, se tornan en su contra. Es por ello indispensable recuperar la consigna histórica de la CNTE por la democratización y la independencia de clase del SNTE.

La visión que responsabiliza al magisterio y su sindicato de los males educativos, promovida en principio por grupos empresariales que miran a la educación con signos de pesos en los ojos, pasa por alto el hecho de que el proceso de enseñanza-aprendizaje no escapa a las condiciones en que se desarrolla; que la tarea de garantizar las condiciones y los medios necesarios para la impartición pública y gratuita de la enseñanza corresponde, desde 1917, al Estado; y que son ellos, la clase a la que pertenecen y el Estado a su servicio, quienes a casi 100 años de la constitución emanada de la Revolución Mexicana, como clase social dominante han sido incapaces -atados por múltiples lazos al capital financiero controlado por el imperialismo y como socios menores de éste- de realizar esta tarea democrática hasta el final (y no lo van a hacer), mientras generaciones y generaciones de maestros han dejado la vida en la labor educativa, enfrentando las condiciones más adversas.

Hacer realidad una educación pública, gratuita, laica y científica, y generar las condiciones para ello, es una tarea que sólo puede garantizar hasta el final la clase trabajadora en alianza con el conjunto de los explotados y oprimidos, dándole al mismo tiempo una salida progresiva a las demandas de salud, alimentación, vivienda, empleo, cultura, etc.

Frente al regreso del PRI al poder y los realineamientos en el régimen -Pacto por México- para descargar la crisis sobre los trabajadores y el pueblo pobre, sólo podremos frenar el ataque con la más amplia unidad y organización democrática de los trabajadores, y con independencia política de los partidos del régimen. En alianza con los explotados y oprimidos del campo y la ciudad, hagamos de la movilización en las calles, la preparación de la huelga general y la huelga misma, una lucha unificada contra la reforma laboral, la reforma educativa, la entrega de Pemex y la militarización del país, dando los primeros pasos para la resolución íntegra de nuestras demandas.
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Preparar una jornada de lucha en la perspectiva del paro nacional contra la Reforma Educativa. Soldar la más amplia unidad de todo el movimiento magisterial

Las y los trabajadores de la educación que editamos este boletín, consideramos que para enfrentar la ofensiva del régimen es necesaria la más amplia unidad de las filas obreras, del magisterio y los trabajadores de la educación. Esto implica, en primer lugar, tener una política para que, frente al ataque, los trabajadores del SNTE y aquellos  que nos reivindicamos de la CNTE, el CEND o democráticos, golpeemos juntos, desplegando nuestra unidad de acción, porque nos están golpeando a todos y todos juntos somos más fuertes.
Muchos compañeros democráticos se preguntan si es factible hacer unidad con el SNTE porque ha sido justamente su Comité Ejecutivo Nacional, en manos de Elba Esther Gordillo, quien ha entregado todas y cada una de nuestras conquistas laborales. Nosotros opinamos que, movilizarnos y marchar como uno solo es imperativo en esta situación en la que el gobierno quiere arrebatarnos todo, siendo conscientes de que si tocan a uno, nos tocan a todos. Sin embargo, llamar a la unidad en las acciones, la movilización y la lucha, no implica dejar de denunciar el carácter charro de la dirección de Elba Esther Gordillo y llamar a formar un polo independiente y combativo que agrupe a todos aquellos que, además de pelear contra la reforma, le planteen a los cientos de miles de trabajadores que conformamos el sindicato una perspectiva para democratizarlo y conquistar su independencia de clase frente a los partidos del congreso; una política opuesta por el vértice a la de Gordillo, quien ha utilizado nuestra organización como moneda de cambio frente a los partidos patronales como el PAN y el PRI.
Una política combativa, alternativa a la de la dirección del SNTE, pasa también por someter a la más amplia discusión democrática de las bases cuál es la mejor alternativa para vencer. Nosotros opinamos que los amparos, si bien son importantes, no podrán frenar la embestida y no podemos confiar en que la Suprema Corte de Justicia va a fallar a nuestro favor, cuando se ha declarado enemiga de la clase trabajadora al avalar que 44 mil electricistas y sus familias quedaran en la calle. Solo nuestra unidad, la movilización, la lucha y la confianza en nuestras propias fuerzas puede hacer que la reforma no pase.
Forjar una poderosa unidad, está acompañado de organizarnos desde las bases en nuestros centros de trabajo. Por ello es urgente que, en cada escuela, los trabajadores comencemos a discutir en asambleas las implicaciones de la Reforma y los pasos a seguir. Es imperativo que la CNTE y las corrientes democráticas demos una pelea para que en todo centro de trabajo se organicen este tipo de iniciativas para que todas y todos los trabajadores seamos integrados a la lucha y podamos expresar libremente nuestras posiciones e inquietudes.
En lo inmediato, ponemos a consideración de todos los trabajadores del magisterio, la propuesta de que la CNTE, el CEND y todo agrupamiento democrático convoque a las bases del SNTE, al conjunto de los trabajadores de la educación, a las otras organizaciones sindicales, al movimiento #YoSoy132 y al movimiento estudiantil, a un Encuentro Nacional en Defensa de la Educación y Nuestros Derechos, donde podamos discutir una jornada nacional de lucha contra la reforma que prepare todo tipo de acciones, como la movilización callejera y paros escalonados que preparen en perspectiva un gran paro nacional de todo el magisterio. Este encuentro puede discutir un programa de acción que ponga énfasis en echar abajo la Reforma Laboral y ¡Abajo la privatización de la educación! ¡Abajo la Reforma Educativa! ¡No a la subcontratación en el magisterio! ¡Respeto irrestricto a nuestros derechos laborales!