BOLETÍN NO. 2/ INTERNACIONAL
Por Antonio Méndez
El 15 de mayo del año pasado, el mismo día en que la movilización magisterial en la Ciudad de México culminaba en el Zócalo con un juicio político a Elba Esther Gordillo por parte de los maestros disidentes agrupados en la CNTE, en la Puerta del Sol en Madrid tenía lugar el nacimiento del fenómeno de los indignados del 15M, que recorrió el Estado Español –y se extendió por el mundo- durante la segunda mitad del 2011, politizando a amplios sectores populares y de la juventud que salieron a cuestionar la degradada democracia burguesa española y sus medidas antiobreras y antipopulares frente a la crisis.
De Zapatero y el 29S a Rajoy y el 29M
En continuidad con las luchas del 2011, desde principios de este año las calles de las principales ciudades del país ibérico han sido escenario de importantes movilizaciones protagonizadas por los estudiantes, la clase trabajadora y la participación de un reactivado movimiento 15M en contra de las medidas de ajuste, recorte al gasto social y el ataque a las condiciones laborales que vienen implementando tanto el gobierno central de Mariano Rajoy, del derechista Partido Popular, como los gobiernos de las Comunidades Autonómicas (en su mayoría también del PP) para salvar a empresarios y banqueros en uno de los países europeos más golpeados por la crisis, con cientos de miles de desahucios por impago de hipotecas y un desempleo que supera el 23% de la población activa, más de 5 millones de parados. Si bien ya el gobierno de Zapatero se había dado a la tarea de descargar la crisis sobre los trabajadores, con miles de despidos y reducción de salarios en el sector público, congelamiento de pensiones y una reforma laboral aprobada por decreto que abarató el despido, el actual gobierno de Rajoy asumió redoblando la ofensiva, con zarpazos millonarios a los presupuestos para educación, sanidad y servicios sociales, mayores impuestos para los asalariados y una reforma laboral que anula los convenios colectivos, limita los derechos sindicales, precariza las condiciones laborales, permite el libre despido y obliga a los desempleados a trabajar gratis, todo en consonancia con las políticas de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI.
Pero si las políticas propatronales del PSOE de Zapatero encontraron una primera respuesta obrera unificada en la huelga general del 29 de septiembre de 2010, que movilizó a más de 10 millones de trabajadores, y posteriormente dieron lugar –al calor de la primavera árabe- al surgimiento de los indignados, los duros golpes de Rajoy y su PP, combinados con una constante represión policial a los que salen a luchar, están despertando cada vez más la cólera y la solidaridad de los explotados y oprimidos, que se han expresado en las masivas movilizaciones obreras del 19 y 29 de febrero, del 11 de marzo, y la reciente jornada de huelga general del 29M, todas mostrando tendencias a la unidad entre los trabajadores, el movimiento estudiantil y la juventud indignada, cuyo potencial pone a temblar al gobierno, los patrones y las burocracias sindicales de CCOO y UGT encabezadas por Toxo y Méndez, que hacen todo por contener las luchas y llevarlas al diálogo servil, la negociación de migajas y la derrota.
Maestros, padres y estudiantes en defensa de la educación pública
A lo largo del proceso de luchas abierto con la crisis económica, las maestras y maestros desde la educación primaria hasta la universitaria, y tanto del sector público como de la enseñanza concertada (con participación mixta del Estado y el sector privado), han tenido una importante presencia, y es que -primero con Zapatero y luego con Rajoy- los recortes al gasto social han significado, en el terreno educativo, el despido de miles de profesores interinos, reducción de salarios, decadencia de la infraestructura, alza de las cuotas y en general una ofensiva privatizadora. Desde septiembre de 2011, con la conformación de la llamada marea verde en Madrid, las trabajadoras y trabajadores de la educación en unidad con los padres y alumnos, y apoyados por los 5 sindicatos del sector, impulsaron las primeras manifestaciones y huelgas docentes para enfrentar los ataques del gobierno.
Unos meses después, en otro de los episodios emblemáticos de la lucha en defensa de la educación pública, la llamada primavera valenciana, los maestros y padres jugaron un rol destacado junto a los estudiantes de los institutos de enseñanza secundaria (IES) de aquella Comunidad. Luego de que el gobierno autonómico del PP decretara el 18 de enero una ley con medidas urgentes (recortes) para reducir el déficit, las protestas no se hicieron esperar, con paros, cortes de calle, encierros de padres, maestros y alumnos en los IES y masivas movilizaciones en Valencia y Alicante el 21 de ese mes. Posteriormente, durante la 4º jornada de lucha de los estudiantes del IES Luis Vives el 15 de febrero, se desató la represión policial, con un saldo de varios heridos y un menor detenido.
Las concentraciones que se produjeron los dos días siguientes para repudiar la acción de las fuerzas represivas volvieron a enfrentar la carga policial, aumentando el número de heridos y detenidos; rápidamente las imágenes de la represión recorrieron el país despertando la indignación de amplios sectores y la reactivación del movimiento estudiantil en solidaridad con sus compañeros valencianos, expresándose en las manifestaciones contra la represión en varias ciudades del país y en la importante participación de los estudiantes en las jornadas obreras de febrero y marzo, que vienen haciendo suya la lucha contra la reforma laboral.
Por una salida obrara y popular a la crisis
Uno de los rasgos más significativos en el desarrollo del proceso abierto en el Estado Español es el protagonismo cada vez mayor de la clase obrera, con cuyas acciones viene ejercitándose en la lucha y acumulando importantes experiencias; al mismo tiempo, se están desarrollando poderosas tendencias a la unidad obrero-estudiantil y popular. Con la economía española –y de la eurozona- en recesión, abonada por la reciente expropiación parcial de YPF-Repsol por el gobierno argentino, los trabajadores y el pueblo sólo pueden esperar mayores ataques a sus condiciones de vida: en los últimos días, decenas de miles salieron a las calles de Barcelona para protestar por el anuncio de nuevos recortes en educación y salud. Ninguna salida progresiva a la crisis puede venir de la mano de los empresarios, los banqueros y su gobierno, sólo la clase trabajadora en alianza con el conjunto de los explotados y oprimidos puede ofrecer una salida en beneficio de las grandes mayorías. En la lucha de los trabajadores por derrotar los planes y echar atrás las medidas del gobierno, es indispensable el impulso de la organización democrática desde las bases, con una política de movilización, unidad e independencia de clase para superar a las direcciones burocráticas traidoras y recuperar los sindicatos como instrumentos efectivos de combate. Desde el boletín Nuestra Clase, saludamos como nuestra la lucha de los trabajadores, los estudiantes y el pueblo español y apostamos por su triunfo.